sábado, 22 de agosto de 2020

Máquinas de coser - entre el pasado y el presente

Cuando el Covid 19 pasó de ser virus a ser pandemia en marzo, me compré una máquina de coser.




En casa de mi mamá había una máquina de coser marca Husqvarna, que es la mejor máquina de coser del mundo. Ahora bien, tiene 50 años la máquina y como diría mi mamá pesa más que un matrimonio obligado, pero seguro que si le abro el estuche y la saco, funciona de maravilla igualito que cuando aprendí a coser con ella hace 30 y pico de años.


Mi mamá hacía ropa para nosotras y nuestras Barbies. (Me imagino que cosía otras cosas a las cuales nunca le puse atención.) Y también nos enseñó a coser. No recuerdo nada de lo que alguna vez cosí entonces excepto por un vestido que me hice. Mucha gente me felicitó por el vestido, pero en realidad era muy simple, algo de principiante. Un rectángulo largo de tela cosido por ambos bordes y ya. La tela era espectacular, eso sí. 

Como les digo, me mamá nos enseño a coser con la Husqvarna.

Lo que me enseño mi mamá:
  • como enhebrar la aguja
  • como llenar las bobinas
  • cortar la tela con mucho cuidado - lección que aprendí por las malas por no prestarle atención a mi mamá y creer que yo sabía más que ella. Adolescente al fín. 
La máquina de coser que me compré en pandemia es marca Brother. Husqvarna no había, y la Brother me salió a buen precio. Ya he cosido muchos tapabocas, un forro para la mesa de planchar, y un forro para el pipote de basura del cuarto de la costura.  

Ya tengo 5 meses con mi máquina Brother, pero todavía, cuando voy a cortar los hilos o cuando voy a levantar el pie de coser, mis manos se mueven a la posición donde estarían la hojilla y la palanquita en la máquina de mi mamá.

Actualización: 21 de agosto

Cuando empecé a escribir esta entrada, era mayo y todavía no había regresado a EEUU para mis vacaciones. Pues cuando llegué, compré tela y quería hacer más tapabocas, recordando que mi suegra tenía una máquina de coser que yo recordaba era blanca. Resultó que sí tiene máquina de coser, pero una Singer negra portátil de una edición que fabricaron para celebrar los 150 años de la compañía. Es una joya y está en magnífico estado. Alguien la había tomado prestada y para agradecerle a mi suegra, se la había mandado a hacer servicio completo en la Singer. Está perfecta. Es riquísimo coser con ella. Como manejar un carro de lujo. 



Lo mejor de todo, todas las palanquitas están donde las busca mi memoria muscular. Ya le dije a mi suegra que esa máquina es lo que quiero heredar de ella. Se río y me sugerío ponerle una etiqueta con mi nombre para que nadie se la lleve antes que yo. :-)

Lo que he aprendido con éstas máquinas:
  • a mover las manos a diferentes lugares dependiendo de la máquina
  • controlar la tensión del hilo
  • prestar atención a dónde están los cabos de los hilos para que no se enreden bajo la costura
  • que mi mamá tenía la razón en todo

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