martes, 1 de julio de 2014

De cambios y chocolates

Pasamos la semana pasada en Miami, visitando a mis papás y mis hermanos. Fue una semana muy linda. Comí mucha comida rica, pasé muchos momentos lindos con la familia, y disfruté mucho en general.

Pero...

Siempre pendiente de que mis vagaciones no iban a empezar en realidad hasta que regresáramos a la playa en Cape Cod.

Llegamos el sábado a medianoche, y el domingo lo pasé todo el día desempacando y organizando. Estamos de nuevo en una casa camper, esta vez nuestra. La compramos con mi cuñada y la estamos estrenando este verano. Es 3 metros más larga que la del año pasado, y de veras que cuentan esos tres metros. Además, tenemos electricidad, agua y desagüe además de aire acondicionado. Además, el puesto que nos dieron tiene muchos árboles que le dan sombra, o sea que es un palacio. Estamos muy a gusto.

Una vez que tenía la camper acomodada, salí a arreglar el resto de la vida. Me encontré con varios cambios:
  • el abasto de la esquina lo han convertido en una delicatessen frou frou. Un pote de salsa ketchup y una cabeza de lechuga me costó 10 dólares!!!! Antes me hubiese costado la mitad, aunque es cierto que la ketchup podría haber estado en el abasto desde que lo abrieron hace 60 años. 
  • pedir un permiso para hacer fogata en la playa ahora es computarizado. Muy eficiente, sí, pero a mí me gustaba ser la que iba a hacer cola desde las 3 hasta las 4 pm cuando abrían la taquilla en la tarde del día que queríamos hacer la fogata. Era un pequeño sacrificio que me sacaba de la casa y me libraba de otras responsabilidades. Ahora cualquiera lo puede hacer desde el sofá. No soy especial. 
  • la casa en ruinas de la calle principal es ahora una chocolatería. Uyyyy. Justamente tenían que abrir una tienda de chocolates cuando me he puesto a dieta de eliminación por las alergías. Lástimas que lo de las alergías es serio, o tendría que romper con ella de inmediato. 
Lo que si no cambia es lo bello y tranquilo que es aquí. En el avión desde China, leí un artículo en la revista de la línea aérea sobre la reacción química que se produce en el cerebro cuando presenciamos un paisaje hermoso. Resulta que el cuerpo libera serotonina, un neurotransmisor asociado con las sensaciones de placer. Por cierto que comer chocolate también produce serotonina. 

Para llegar a la playa donde trabaja Scott, hay que subir una pequeña duna. Desde la cumbre se ve playa, océano y cielo, mi trifecta favorita, y ahí en la cumbre de la duna, le dí la razón a los científicos. La próxima vez que me dé antojo de la chocolatería, me iré a la playa para recibir mi dosis de serotonina. 

Head of the Meadow Beach

2 comentarios:

  1. Disfruten mucho sus vacaciones, en ese lugar que les gusta tanto.

    ResponderBorrar
  2. También puedes comer chocolate en la playa y tener mas kilos de serotonina... jajaja
    Me encanta vivir como tu, permanentemente incluso, en realidad lo estoy haciendo, pero la playa - afortunadamente- está a 20km.... :)
    Besos y salud

    ResponderBorrar

Ya no vivo tras la Gran Muralla Electrónica de China así que comenten mucho porque así celebro no tener más restricciones al Internet. Si tienen algún problema comentando, escríbanme a fitziane arroba mac punto com.