lunes, 31 de mayo de 2010

Este mes en La Vuelta al Mundo, el proyecto fotográfico en flickr donde cada vez participo menos, el tema fue "animales." Siento decir que no me dediqué para nada con el tema. Monté tres foticos al mural. No me inspiran los animales, lo siento.




Los animales no me inspiran, pero definitivamente inspiraron a los demás fotógrafos de La Vuelta al Mundo que sí se esmeraron. Las fotos están de revista. Siempre lo digo, pero ésta vez más que nunca, los invito a pasear por el mural del grupo. ¡Qué maravillas hay!

Si son amantes de la fotografía de animales, también tienen que visitar www.arkive.org. La idea de arkive.org es almacenar imágenes y video de todas las especies animales del planeta. Es un arca de Noé del siglo XXI. Descubrí el sitio cuando estábamos estudiando animales en peligro de extinción con mis alumnos de segundo grado.  Eso fué hace tres años y cada vez se pone mejor. Eso sí, visiten cuando tengan bastante tiempo porque las imágenes son hipnotizantes.

P.D. ¿Se fijaron la serie matemática de mis fotos? Un animal, dos animales, un borojontón* de animales.

* Borojontón, sust. Dícese de una cantidad que produce una exclamación como la siguiente, "OMG!!! !Le cayó una infestación de bichos a mi viñedo! Asco, asco, asco!!!!!"  (Diccionario de la Real Academia Fitziana)

martes, 25 de mayo de 2010

Un recuerdo en cada raya.

En el blog de Ladonnapu encontré una foto de unos trastes viejos de cocina. Es una naturaleza muerta muy evocadora y romántica. Fijándome en las abolladuras sobre el metal, me puse a pensar en todos los cuentos que contarían esa tetera, esa taza y ese azucarero. Un chisme por cada golpe, un recuerdo en cada raya.

¿Y los míos? También los tienen.


Estas tacitas felices las compramos aquí en Tianjin. Vinieron en promoción con unas galletas maluconas, en un mega empaque de 24 paqueticos. Mi vecina la australiana fue quien las descubrió y con eso empezó una obsesión entre las vecinas y extrañamente, mi marido se contagió de la fiebre. El es el que va de compras semanalmente, y durante ese mes hurgó y hurgó en el automercado hasta conseguir las benditas tazas. Nos tocó comernos ciento quinientas galletas chimbas de esas pero eso fue hace cuatro años y desde entonces tenemos cuatro tacitas del tamaño perfecto para tomar café.


Los chinos no comen en platos llanos sino en tazones. Los platos llanos los usan para servir la comida y por lo tanto por más que le pido a la ayee que me compre platos para cenar, ella solo me trae los grandes de servir o los pequeños que se usan para los restos de la comida como los huesos de pollo o las cáscaras del maní. Ya tenemos casi 10 años en China y he coleccionado platos llanos. Los de diario son blancos, pero éstos, azules son especiales. El señor que me los vende, en el mercado de Panjiayuan en Beijing, es el único en todo el mercado - que es enorme y una parada obligatoria para todo visitante a la capital - que vende ese tamaño. El me conoce ya y sabe que le voy a pagar lo que diga, pero el juego es importante y por eso me deja regatear. Termino siempre pagando mucho y los he ido comprando poco a poco por lo cual no es una vajilla ni completa ni pareja. Estos platos chinos han celebrado un montón de fiestas occidentales. Son los que usamos para Navidad, el Día de Acción de Gracías, cumpleaños, y cuando Scott hace su estupenda torta de chocolate. ¿Ven que el tazón está teñido de amarillo? Es porque ahí comemos el delicioso arroz con curry que hace ayee.


Este juego de cubiertos me lo regaló mi suegra. Son para 12 asientos. El juego perteneció a su mamá, comprado cuando por fín la familia tenía dinero después de pasar mucho trabajo durante los años treinta. Era el juego fino, el de impresionar a la visita. ¡Cómo tendrán de cuentos, chismes por montones de tanto presenciar fiestas en casa de los Lavelli! También nos acompañan en las celebraciones nuestras y los uso así, sin pulir, para sentir la compañía de los abuelos italianos de mi marido.

Gracias, mis corotos*, por llenarme la cabeza de recuerdos.


*Coroto: m. coloq. Col. y Ven. Cacharro de cocina o de la vajilla.  (Diccionario de la Real Academia.)

domingo, 23 de mayo de 2010

Ocupada en otras cosas



Cosas que me alejan de aquí:
  • mis hijos me piden la computadora
  • estoy haciendo más ejercicio - me encanta ShapeBoxing en el wii, !super divertido!
  • ando redescubriendo novelas para adolescentes para poder recomendárselas a mis alumnas de quinto grado que son insaciables con la lectura
  • el clima está demasiado bueno como para pasarlo adentro
  • el año escolar está terminando y eso siempre es ajetreado
  • estoy haciendo ayuno de trigo y por lo tanto me toca investigar recetas diferentes para no pecar
  • mi jardincito me coquetea y yo me dejo enamorar
  • las fotos todas me salen feas y me tienen medio depre
  • tengo que practicar el arte de la siesta
  • la inspiración se burla de mí
Total que ando perdida y la cosa no mejorará hasta que estemos de vacaciones en tres semanas. (Con ésta declaración estoy tentando a las Musas. Es así como salir con paraguas para que no llueva.)

Aquí les dejo un collage de fotos de la primera comunión de mi hijo. Lo celebramos el 9 de mayo en la catedral de Tianjin.

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martes, 11 de mayo de 2010

De panda en panda

Hoy es el aniversario de adopción de mi hija. Hemos tenido la bendición de ser sus padres por seis años. Cuando nos la entregaron tenía año y medio, pesaba menos de 8 kilos y era flaquiritica. Eso sí, tenía, y sigue teniendo, una enorme personalidad.

Recientemente estuvimos en Hong Kong de vacaciones. Una de nuestras excursiones fue a un parque llamado Ocean Park. Es un parque muy famoso y popular que además de montañas rusas también tiene un aquario y un recinto para pandas. La primera vez que fuimos fue en abril de 2005. Andreína tenía entonces dos añitos y casi un año con nosotros.

Andre-in-the-cable-car
En el primer viaje a Ocean Park. Michael tenía el panda porque tuvimos que turnarlos. Ambos querían abrazarlo.

Aclaro aquí que Andreína se enamoró de su papá con el primer abrazo. Nos la entregaron en el hotel y ella lloró y lloró hasta que le ofrecimos una galleta. Con eso dejo de llorar, pero no se calmó de verdad hasta que su papá la tomó en sus brazos. En ese momento se forjó un vínculo irrompible que continúa y se profundiza a diario.

Cuando nos la dieron, Andreína tenía 18 meses. Caminaba, iba al baño, comía con palitos, se quitaba la ropa sola. (Nunca se la quería poner, pero eso es cuento para otro día.) Nos habían dicho en el orfanato que estaba empezando a hablar, pero con el dialecto de su ciudad natal, Changsha. Llegó a nuestra casa, donde yo hablaba en español con mi hijo, mi marido hablaba en inglés con nosotros y las ayees nos conversaban en mandarín tianjinés. Como nos parecía que sería demasiado el esfuerzo verbal, le enseñamos a hablar con señas mientras su mente organizaba los diferentes idiomas. Se tardó casi un año en hablar corrido, pero no estábamos apurados. Tendríamos una vida.

La anécdota que les quiero contar comienza la primera vez que fuimos a Ocean Park. A la entrada del parque habían muchos tarantines con juegos de tino, de esos donde uno tiene tres chances para lanzar una pelota o un aro o para disparar un rifle de aire o para darle golpes a un resorte a ver si uno se gana un premio. Mi marido escogió un tarantín donde le dieron tres pelotas de softból y una diana a la cual apuntar. Pues él tiene excelente ojo de pitcher y buen brazo, y logró darle justo en el centro a la diana las tres veces. De premio le dieron un panda de peluche. ¡Y vaya que panda! Era más grande que mi niñita malnutrida. Pasamos el día completo cargando el peluche idiota ese porque Andreína no lo quiso soltar nunca. Menos mal que la niña todavía estaba flaquitica de institución. Sino no me alcanzarían los brazos alrededor de ella y el muñeco.

Andreina and Panda
En octubre del 2005 celebrando una fiesta china que no recuerdo.

Por fín, al final del día, descubrimos el habitat de los pandas. En la entrada al recinto había varios anuncios avisando la necesidad de no hacer ruido para no molestar a los pandas. Ellos están separados del público por una fosa y un muro, pero sin vidrio que reduzca el ruido de la gente. No era un día de fiesta ni fín de semana, así que eso parecía una catedral en adoración a la naturaleza. La paz y la serenidad era profunda. Hasta que llegó mi hija.

Panda
Esta foto es de éste último viaje a Ocean Park.

Entramos al recinto. Scott se había quedado a la entrada leyendo la información sobre los pandas. Yo les había avisado a Andreína y a Michael que tenían que estar calladitos. Andreína todavía no hablaba sino con las señas que le habíamos enseñado y en realidad era Michaelito con sus cinco años gritones el que me preocupaba. Los pandas, bellísimos. Su pelaje blanco y negro lucía contra el verde bambú y el gris de las rocas que formaban su habitat. Nos miraban desinteresados mientras masticaban bambú. Los pandas tienen que comer todo el día pues sus enormes cuerpos necesitan toneladas de bambú.

Andreína vió los pandas. Miró al panda de peluche de ella. Lo cargaba contra su cuerpo y yo a la vez los cargaba a los dos. Giró la vista a los pandas. Giró a la vista a su panda. Miro con detenimiento a los pandas y miro rápidamente a su panda como para verificar que eran iguales. Entonces, sorprendiéndome a mí, a su hermano, a los otros turistas, a los pandas y hasta a las moscas, gritó, "PAAAAAAAAPIIIIIIIIII!"

Regresamos a Hong Kong éste año y los pandas siguen ahí, mascando bambú, sin importarle que la gente habla fuerte y se toma fotos con ellos. ¿Y mi princesa? Grande y más bella que nunca. Dios te cuide, mi muñeca.


Esta también es del último viaje a Ocean Park.

martes, 4 de mayo de 2010

Ciencia espacial



A mi hijo le gusta mucho un programa en el canal Discovery llamado Mythbusters. (¿Cómo se llama en español? Nunca lo he visto sino en inglés.)

En Mythbusters, los anfitriones - que son unos locos de atar - se dedican a probar la validez de mitos modernos, como por ejemplo, que un carro explota cuando cae por un precipicio o que una rebanada de pan enmantequillada siempre cae boca abajo.

Como dije, Michaelito es un gran aficionado al show y por eso se contentó mucho cuando su abuela en EEUU le envió un juego de química basado en los Mythbusters. Con el juego se pueden hacer varios experimentos de física, entre ellos uno para propulsar un cohete con vinagre y bicarbonato de soda.

Michael invitó a mi marido a intentar los experimentos juntos y por supuesto, el que más les emocionaba era el del cohete. Mi hijo, que es un poquito miedoso, puso a su papá a cargo del lanzamiento. Aquí está el primer intento.



¡Qué tristeza la de mi marido! Estabamos en el parque de nuestra urbanización asi que tuvimos que regresarnos a la casa a buscar más combustible. A todas éstas, el vecinito y su papá se nos habían unido y por eso decimos algunas palabras en chino para invitarlos a acercarse.*

Aquí está la segunda toma. (Mamá, me disculpas la grosería pero es que me toma completamente por sorpresa.)




* Este clip es multilingue. Además del inglés y el español, Scott comienza a contar en coreano, pero se acuerda que los vecinos son chinos, por lo que cuenta hasta tres en chino. Al final yo digo, "Harám" en árabe. Significa "qué lástima" y se nos quedó pegado cuando vivimos en el Medio Oriente por cuatro años antes de venirnos a China.

lunes, 3 de mayo de 2010

Felicidad en La Vuelta al Mundo

Este mes en La Vuelta al Mundo, el proyecto fotográfico de flickr en el cual participo, el tema fue la felicidad. Comencé el mes pensando que sería fácil pues soy fácil de complacer pero encontré que capturar con la cámara lo que me produce felicidad es más dificil de lo que suena.

Pensé durante la semana que estuvimos en Hong Kong que dedicaría el mes a tomar fotos de mi familia, pues ellos son la más grande fuente de felicidad. Se me fué la semana en disfrutar de estar con ellos más bien y las fotos fueron pocas.

Contando chistes en un mercado en Hong Kong.

Jugando en el museo de ciencias en Hong Kong.

Después pensé que debería celebrar con ésta entrada todas las maravillas que me encanta de China, pero muy pocas me quedaron bien.

La linterna superior en el medio desea felicidad al que pase.

Perolitos en otro mercado. Debí haber reducido la foto para sólo tener a los gordos felices, pero creo que parte de su felicidad es estar reunidos con su familia.

Al final pensé mostrarles lo feliz que es la felicidad que por fín llegó a Tianjin, pero siempre salía con la cámara muy tarde o los niños me distraían o me ponía a estornudar.


A pesar que mi contribución al tema ha sido poca nuevamente, no duden que el mes de abril ha estado lleno de felicidad para nosotros. ¡Qué nos dure!

Como siempre, los invito a que pasen por el mural en flickr del grupo La Vuelta al Mundo. Hay muchísima felicidad - y ahora bastantes animales también pues ese es el tema de mayo.