lunes, 18 de mayo de 2015

El jámam y el jamaám

El colegio donde trabajo en Egipto nos ofrece clases de árabe para aliviarnos las dificultades linguísticas a los maestros extranjeros. La profesora, Maysa, es un amor y su clase es muy divertida. Cuando estudio y hago mi tarea, se me hace fácil pero aún cuando no he estudiado, Maysa se esmera tanto que se nos hace fácil también.

Para celebrar el fin de curso, Maysa nos llevó a un restaurante en el centro de la ciudad. Llamarlo restaurante es mucho. Es un cocina abierta, con mesas en un pasillo entre dos edificios, pero es famoso por servir el mejor pichón asado de todo el Cairo. Comer pichón es una delicadez culinaria egipcia que ya no se consigue en todas partes, por lo cual ella tenía muchas ganas de compartir con nosotros sus alumnos.

En árabe, a los pichones (y a las palomas) se les dice "jamaám." Al baño, se le dice "jámmam." ¿Se fijaron en la doble m del baño? Si se fijaron, felicitaciones. A mí se me hace dificilísimo diferenciar. Antes de ir al restaurante, Maysa pasó una clase entera explicando la diferencia entre las dos palabras, pero en vano.

Para llegar al restaurantucho, nos montamos en metro y luego caminamos unas cuatro cuadras pues la estación que quedaba más cerca estaba cerrada. Es la estación de la Plaza Tahrir, y siempre la cierran cuando el gobierno cree que habrá protestas. Justamente el sábado sentenciaron a muerte al expresidente Morsi y había rumores de que habría manifestaciones, ergo, estación de metro cerrada.

Por fín llegamos y Maysa nos aseguró de nuevo que a pesar de la mala facha, la comida era buena y sana. Antes de sentarnos, yo escuché que ella le preguntó al mesonero, ¿Fi il jamaám? (¿Hay pichón?) El mesonero respondió en negativo y le dió instrucciones a Maysa para otro restaurante donde sí habría. Ella salió del lugar y nosotros salimos tras ella. Entre todos eramos doce, y en fila los doce la seguimos.

El nuevo restaurante era al doblar la esquina. Maysa se mostró sorprendida de vernos todos tras ella pero nos indicó el baño. Los que no necesitábamos el baño entramos al salón principal del otro restaurante y dirigimos a los mesoneros a arrimar suficientes mesas para sentarnos a los 12. Pasaron como cinco minutos antes de que Maysa regresara muerta de la risa, pues por fin había entendido porque la seguimos. En lugar de preguntar si había pichón, ella había preguntado si había baño. Pichón sí había en el primer lugar, y muy rico también.

Aquí mis pichones, riquísimos. Como son tan pequeños me sirvieron tres, y en realidad hubiese comido tres más. Ahora a aprender a pedirlos así, asados sin nada. Me imagino que dentro de un año podré pedirlos sin que suene que esté pidiendo ir al baño.






2 comentarios:

  1. Una de mis anécdotas preferidas con el aprendizaje de idiomas es esta, cuando fui a Toronto desde Caracas a aprender inglés no sabia ni decir yes, abajo de la academia había una hamburguesería, mis hamburguesas preferidas son con queso, yo las pedía pero nadie me entendía, me servían la standard de carne sin queso, por fin, después de mucho pedirlas y muchos días de comerlas sin queso, un dia no me lo podía creer, al fin me trajeron una hamburguesa con queso, no veas como lo celebré porque al fin entendían mi inglés macarrónico :)
    Besos y salud

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  2. Fitz, suena como que la estas pasando bomba en Egipto, aunque yo creo que tu la sabes pasar bien en cualquier lado.
    Mi suegro machuca su ingles, y una vez confundio "spinach" con "Spanish" con resultados muy divertidos, pero el cuento mas gracioso te lo tendria que contar en persona, porque tendria que hacer la mimica de mi suegro diciendole al tipo del mostrador que quiere su latte con poquita espuma.
    Un abrazo!

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Ya no vivo tras la Gran Muralla Electrónica de China así que comenten mucho porque así celebro no tener más restricciones al Internet. Si tienen algún problema comentando, escríbanme a fitziane arroba mac punto com.