jueves, 9 de octubre de 2014

Mejor que sea Jacques Costeau

Aprendí a bucear hace 18 años, cuando vivimos la primera vez en Egipto. Hasta el momento de la verdad todo me fue bien. Las prácticas en la piscina, la teoría con las tablas de profundidad, toda la parafernalia, chévere. Todo bien hasta que nos sumergimos de verdad.

Nos fuimos a bucear en barco. El curso incluía dos días y una noche en un barco sobre el Mar Rojo. Navegar hasta el sitio donde anclamos fue bellísimo. Salimos del puerto con el canto del muezzin como despedida y luego pasamos dos días rodeados por el mar, bordeando los cerros del Sinai.

Todo iba bien hasta que en la última práctica me tocó quitarme la máscara para demostrar que podía vaciarla bajo el agua. Pues me dio pánico y tuve que subir a la superficie. El instructor no quedó muy impresionado, pero igual bajamos luego a ver un barco hundido de la II Guerra Mundial, el Thistlegorm. De haber sido yo la instructora, me hubiese dado cuenta de que yo sería pésima alumna, pero creo que al instructor le gustaba mucho bucear y no podía ni imaginarse mi incomodidad.

Muy interesante el barco, pero como nosotros éramos principiantes no pudimos bajar con los mas avanzados, y nos tocó verlo desde arriba. De lejos vimos tres peces gigantes y creímos que eran tiburones. El instructor después se rió de nosotros. ¡Eran atunes! Válgame que son grandes esos bichos No recuerdo mucho más de la buceada; yo lo que quería era salir de allí. Fue la última vez que fui a bucear. Ahora sé que para encuentros marinos, los prefiero por medio de un documental de Jacques Costeau.

Pues, adelantemos 18 años. A mi marido sí le gusta bucear y mi hijo está aprendiendo. Esta semana de vacaciones estamos en el Mar Rojo de nuevo para que ellos vayan a bucear. Andreína y yo nos quedamos en la orilla. Aquí el arrecife llega hasta la playa y podemos entrar con máscara y esnórquel. Hay mucho coral muerto, pero está en recuperación pues el resort obviamente se ha dado cuenta que cuidar el coral es también cuidar los dólares del turismo, o más bien, los euros porque aquí los que vienen son los europeos.

Tengo una bolsa impermeable para el teléfono y pensé que sería perfecta para tomar fotos de los peces y el coral, pero en primer lugar, hay muuuuuchos peces y no le tienen miedo a los humanos y se acercan demasiado, y en segundo lugar, son peces y se mueven rapidísimo. Casi todas las fotos me salieron movidas. Ahora le tengo aun más respeto a Jacques Costeau y los fotógrafos marinos.

En el cuadrado inferior de la derecha se ve la pierna de Andreína.  Le estaba tratando de tomar la foto, pero ni ella ni yo nos podíamos mantener inmóviles. El collage con PicMonkey.com







2 comentarios:

  1. Yo creo que vas a tener que tomar un curso de fotografia submarina...jajaja
    Quizá solo sea cuestión de tener el equipo adecuado :)
    A mi me encantaba el buceo, recuerdo lo que gozaba en Los Roques haciendo pesca submarina, ahora hace años que no buceo, esta zona no es muy apropiada porque lo que hay es básicamente arena y lo bueno son las rocas.
    Besos y salud

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  2. Hola vecina, hoy llegó tu postal, muchas gracias.
    Con este cambio de país hemos ganado en paisajes y en expeiencias por el mundo.
    Muchos saludos
    Tu vecina de Asturias.

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Ya no vivo tras la Gran Muralla Electrónica de China así que comenten mucho porque así celebro no tener más restricciones al Internet. Si tienen algún problema comentando, escríbanme a fitziane arroba mac punto com.