El sábado fuimos a celebrar el cumpleaños de un amigo en nuestro restaurante japonés favorito. Para regresar tomamos un taxi. Sobre la guantera del taxi estaban las tres mascotas del chofer:
Ja, ja, ja, ¡qué cómico! Así pensamos al principio. Cuando el chofer vió que le estabamos tomando fotos a sus bichitos, los descubrió a los tres:
¿Para qué los tiene ahí el chofer? Son considerados de buena suerte. Además, le aseguré a mis hijos, "probablemente al señor le gusta la musiquita que hacen los grillos."
Mientras tanto, los grillos están empezando a aumentar el volúmen. Al montarnos nosotros, con el ruido de las puertas, habían estado en silencio pero entrando en confianza, comenzaron la serenata. Les aviso que el encanto ante la experiencia socio-cultural nos duró por los primeros cinco chirridos. Ya después Andreína y yo estabamos a punto de lanzar los bichos por la ventana. Michaelito, pues bueno, varón al fín, preguntando a grito pelado qué comían y qué hacían. A grito pelado porque no se hacía escuchar ante el concierto. Aúnado al tormento sonoro, Scott tenía la cámara y yo segura de que no iba a sacar buenas fotos estaba desesperada por ponerle la mano al botón del zoom, el flash, el macro, lo que fuera para distraerme del ruido. El chofer no intentó hablarnos porque con el estruendo aquel, para qué.
Una sola vez se callaron los insectos malditos en ese eterno trayecto. Llegamos por fín a la autopista que debemos cruzar antes de llegar a nuestra urbanización y tal vez con la velocidad constante quedaron arrullados, pero en cuanto nos detuvimos en el semáforo empezó la cantaleta de nuevo. Estuve a punto de gritarle al chofer que se comiera la luz y por supuesto Murphy dictó que éste taxista fuese el único en toda China que respeta todas las señales y que maneja lentamente.
Aquí están los susodichos, cortesía de mi marido. Los he bautizado: Chillón, Gritón y Ya-Cállate.
¿El espiral en el jarrón de Gritón? ¡Un amplificador, por Dios! Voy directo para el cielo porque con esta tortura pagué todos mis pecados.
Jajajajaj... lo siento... me divirtió la historieta. Supongo que a vosotros no tanto vivirla.
ResponderBorrarTeneis el cielo ganao... yo me hubiera bajado en cuanto el primer semáfoto se hubiera puesto rojo.
Besos.
P.D. No tenéis coche propio... ??
Na’guara e muuuundo.
ResponderBorrarEso si era una tortura, bien el nombre del post.
Sera que taxista cree que es música para los oídos o es sordo?
De cualquier modo, me alegra que hayan sobrevivido.
Abrazos
Fitz, este post es el MEJOR que he leido en mi vida, por dios, que comico todo!!! Si no hubieras puesto las fotos hubiera creido que andabas inventando. Y gracias a tu manera excelente de echar cuentos, me pude imaginar todo perfectamente, el canto insoportable de los grillos, tu y Andreina histericas, Michael tratando de hablar mas alto que los grillos, y el taxita yendo lentiiico. JA JA! Eres lo maximo Fitz... Por cierto, te debo un email, ya te escribo.
ResponderBorrarAy Fitzi, ando doblada de la risa, ¡qué locura!. ¡Qué post más bueno! Dioxxxx jajajaja
ResponderBorrarNo, no puedo...
Lo de la buena suerte... creo que lo vi en Mulan.
Besitos cantarines ♫ ♥ ♫
jajaj
Todavía me estoy riendo :D
ResponderBorrarVoto porque el taxista estaba sordo (o loco)
Conchi
En mi vida he visto grillos tan raros, y por aquí está lleno de ellos...
ResponderBorrarParecieran chinos...jajajaja (Que chiste tan malo!
Besos y salud
Lo que queda claro es que el taxista no es de los que dan charla a los clientes ¿no? Menudo elemento...
ResponderBorrarESo es lo que yo llamo: Buena Publicidad! ese taxista si que se dió a conocer... ni siquiera nosotros fuera de china lo olvidaremos! =) Merecía una foto en el blog jejeje.. Saludos
ResponderBorrarUna sola vez se callaron los insectos malditos jajajajajajajajaja!!!jajajajaja!!!
ResponderBorrarajajajajajajaja!!!!
ajajajajajajajajaja!!!
GUACALAAAAAAAAAAAAA!!!!