¡Lo logré!
Ayer Scott y yo tuvimos nuestra primera clase de baile juntos. En uno de los restaurantes de aquí hay una instructora de baile que da clases todos los martes. El baile de febrero fué el cha cha cha. La primera clase fuí sola y me tocó bailar como el hombre de la pareja. (Por cierto que es muy extraño.) Cuando regresé a la casa traté de convencer a Scott a que viniera conmigo pero perdimos la segunda clase y no fue hasta ayer que volví con marido a las clases.
A Scott le cuesta, pero no le fue tan mal como yo pensaba. Ayuda que la profesora de baile es muy buena, y también que él estaba empeñado en no quedar mal. Ahora falta nada más practicar en casa al ritmo de Gloria Estefán.
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