Andreína el primer día que le compramos el harnés. Al principio lo odiaba, pero la hemos convencido de que se parece a un caballo, y ahora le gusta. Hasta se lo pone ella misma. ¡Quién me hubiese ayudado así cuando empezaba a esquiar yo! Tal vez no me hubiese tardado 12 años para aprender a esquiar.
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Ya no vivo tras la Gran Muralla Electrónica de China así que comenten mucho porque así celebro no tener más restricciones al Internet. Si tienen algún problema comentando, escríbanme a fitziane arroba mac punto com.