miércoles, 21 de mayo de 2014

Buqué de pinchos

Una de las comidas callejeras que más nos gustan aquí en China son los pinchos de cordero. Sí, ya sé que van a echar chistes sobre la carne, que es de gato, que nadie nunca ha visto un entierro de chinos, y que se yo que más, pero en realidad, hay toda una gastronomía de parrilla callejera que es deliciosa.

Bueno. También hay que aclarar que paralelo a las delicias hay una larga lista de cosas guacatelosas: escorpiones, pajaritos, testículos de venado, tofu hediondo (así mismo se llama), ranas enteras, etc. En Beijing hay una calle entera dedicada justamente a esos pinchos raros, pero para allá yo no voy. Con tanta comida rica, para qué probar gusano a la parrilla.

Frente al colegio donde trabajo, abrieron una calle de parilleras recientemente. Abren como a las 5 de la tarde. El otro día que tuvimos que quedarnos tarde en el colegio, Scott y yo nos dimos cita allá. Comimos pinchos de cordero, repollo, queso de soya en dos diferentes presentaciones, vainitas, dientes de ajo y rodajas de papa. Cada cosa en su pincho separado. Cada pincho riquísimo. Costó como en los viejos tiempos cuando en China se vivía barato: 68 RMB, o sea, 10 dólares americanos, incluyendo los refrescos y mi cerveza.

Ahora cuando mi marido sale tarde del trabajo, se para en una de las parilleras y nos compra una porción generosa de pinchos. A Andreína le trae un pincho de calamar, a Michaelito una docena de pinchos de cordero y para mí, repollo. Es de lo más romántico. Un buqué de pinchos.

La foto malosa, lo siento, pero es que la tuve que tomar apurada y apartando a mis hijos con la pierna. Ellos se comerían los pinchos hasta así, sin quitarles el plástico. 




martes, 13 de mayo de 2014

Décimo aniversario

12 de mayo de 2004 - Andreína el día que la conocimos.
 12 de mayo del 2014 - Andreína en su photo shoot de aniversario

¡Y vaya que diez años han sido! Ya inimaginable la vida sin ella. Agradecemos a su mamá de vientre por traerla al mundo y a Dios por traerla a nuestra familia.