El título de éste registro se lo he escuchado siempre a mi mamá después de, nuevamente, no terminar su comida por dárnosla a nosotros. Sin embargo, el que inventó aquello debe haber sido esquiador. (Ahito significa harto. La h no es muda.)
Hace tiempo escribí como ahora me gusta esquiar, después de un aprendizaje de 12 años. Léanlo aquí. Este fín de semana tenía la firme intención de enamorarme aún más del deporte, y aprovechar las nuevas pistas del resort donde vamos. Pues, se me olvidó que soy mamá, y no me toca sino de última.
Scott se mete a los chamos entre las piernas y baja por las colinas más peludas. Para mí es demasiado esfuerzo y las piernas no me aguantan más que una bajada, así que después de la primera, tenemos que turnarnos los chamos. Scott se lleva a uno a esquiar de verdad, mientras el otro se queda conmigo en la bajadita de los principiantes. Hasta ahora no se han quejado, así que no debe ser tan malo para ellos. Sin embargo, para mí significa que me toca esquiar por las pistas de verdad muy poco. Este fín me apenas logré una hora para mí.
Lo que sí no hago más nunca es lanzarme en tripa de caucho por la nieve. Los teleskis se dañaron el último día que estuvimos allá, y mientras esperábamos que los volvieran a abrir, el resort nos prestó un par de tripas, que normalmente nos cobran por la media hora. A Michaelito le encantan. Este video lo tomé yo sentada en la tripa por primera y última vez.
Looks like a great time. I'm eager to get up there with you during the New Year's vacation.
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