Es sábado, y llegamos el martes en la noche. Las ayees estaban esperándonos menos mal, pues yo estaba a punto del colapso, y los chamos estaban despiertos y listos para empezar a jugar. Por supuesto, si ellos habían dormido en el avión. Michael hasta pudo estirarse, pues durmió a nuestros pies por unas cuatro horas. Andreína paseó de arriba a abajo del aviòn, y coqueteó con todo el mundo. Una de las aeromozas dijo que ella debería ser modelo de Benetton o Gap de lo linda que era.
Nos estamos muy lentamente curando del jet lag, pero falta todavía. Anoche dormí con Michaelito hasta las 3 de la mañana, y creánme que eso es mejoría.
Me voy a trabajar. Las clases comienzan el lunes. Buááá.
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