Hoy, con la receta de Nima de Las Dos Orillas, hice cachitos. Están en el horno.
Es fácil la receta. Tuve un momento de incertidumbre cuando la masa estaba pegajosa y uniforme como dicen las instrucciones, pero demasiada húmeda. Al final, le agregue más harina, y encomendé los cachitos a Sto. Escannone. Como siempre, el santo no me dejo mal, y la masa quedó suavecita y crecidota.
Ya tenía la masa estirada y le estaba poniendo el jamón a los triangulitos, cuando entró Liu ayee, la señora que me trabaja los sábados. De inmediato reconoció los cachitos y los llamó por nombre en chino: ro jiao. Me explicó también que los escolares llevan esos cachitos para el colegio, y entonces se llaman otra cosa que ya olvidé. (O por lo menos eso es lo que creo que dijo. Me sorprendí tanto de que los haya reconocido y que hasta existen sinónimos, que no presté suficiente atención.)
Tan orgullosa yo que estaba de satisfacer mi nostalgia gastronómica, y resulta que aquí los venden en las panaderías también. Tengo seis años aquí y sigo de novata.
Ojo, eso de las panaderías es algo nuevo en China. Cuando nosotros llegamos hace seis años había una sola, que vendía pan de sandwich dulcísimo y unas tortas que eran puro merengue y mal gusto. Ahora hay muchas, pero los productos igual de demasiado dulces y guácatelosos para alguien que se crió con pan sobado.
Chao, me voy a comer mis cachitos. Gracias a Nima por la receta.
P.D. Me quedaron deliciosos. Si no fuera por el terremoto en Taiwan y sus estragos, les montaría una foto para comprobarlo. Tip: Como mi hijo no come casi vegetales o fruta, siempre intento aumentarle la fibra dietética donde puedo. Con ésta receta, agregue 1 cda. de semillas de linaza molidas y reemplacé media taza de harina con la misma cantidad de harina integral.